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Y ya que han pasado por la carpa de este servidor de ustedes, les voy a traer algo de comer, para que repongan sus fuerzas y puedan continuar su viaje.

―Muy bien —dijeron ellos—, aceptamos tu invitación.

Entonces Abraham entró corriendo a la carpa y le dijo a Sara:

―Toma pronto unos veinte kilos de la mejor harina, amásalos y haz unos panes.

Luego corrió al lugar donde estaba el ganado, tomó el mejor ternero, y le dijo a uno de sus sirvientes que lo preparara inmediatamente.

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